El ser humano tiende a pensar de manera maximalista, aplicando a las novedades un papel excluyente que estas en realidad no tienen. La historia nos ha demostrado una y otra vez que lo moderno no tiene por qué desterrar a lo tradicional, y de hecho rara vez lo hace. Incluso en los casos en los que una tendencia mantiene su vigor a lo largo del tiempo, las ofertas más antiguas acaban perdurando igualmente. Lo nuevo, salvo en contadas ocasiones, no nace para desplazar sino para convivir, es decir, para complementar.
Un buen ejemplo son los calendarios en formato papel. El ser humano necesita organizar el día a día para no caer en el abismo del caos, máxime en estos tiempos en los que debemos satisfacer tantas obligaciones. Los romanos, pioneros en muchas cosas, llamaban “calendarium” a los libros de contabilidad. De ahí vienen tanto la palabra “calendario” como el propio concepto. Necesitamos llevar la contabilidad de nuestros actos, citas, compromisos, reuniones, festividades, vacaciones… Sin esas cuentas no somos nadie.
Si algo caracteriza al siglo XXI son las nuevas formas de crear, procesar y guardar la información. Pues bien, pese a la amplia oferta disponible, para muchas personas el calendario en papel, el calendario de toda la vida, el que no se conecta a la red eléctrica ni se queda “colgado”, sigue siendo la mejor opción.
Sea porque nos gusta verlo en la puerta de la cocina o en la cartera o en el bolso, o porque queremos tenerlo en la mesa del escritorio personalizado con una foto familiar, sea porque nos resulta cómodo y en su versión más reducida apenas ocupa espacio, sea porque es más personal o porque venimos conviviendo con él desde niños, el caso es que el calendario en papel es uno de los artículos más solicitados con vistas al inicio de año, bien como regalo, para uso personal o como producto estrella del canal promocional. Ha estado ahí, bien presente, desde que comenzamos a gatear, y todo hace indicar que no faltará como elemento organizador de las generaciones venideras.
Y eso ocurre porque es útil, de fácil acceso y , además, económico.

2023 calendario serie bolsillo
Los calendarios en papel también son modernos
La industria que gira en torno al calendario sigue trabajando sobre un concepto antiguo: medir el tiempo mediante un patrón (los romanos lo hacían en ciclos lunares, nosotros en días, semanas y meses). Esa es la razón de ser del calendario, y así ha de seguir. Lo que han hecho los fabricantes de calendarios publcitarios es ampliar y diversificar la oferta. Y el resultado es un amplio catálogo que se ajusta a los tiempos que vivimos.
Hay calendarios de mesa, de faldilla, de pared, infantiles, humorísticos, motivacionales, personalizables, ilustrados o incluso en homenaje a iconos culturales.
Es difícil predecir las tendencias de cada año en este sector, debido a la cada vez mayor creatividad de los fabricantes. Pero de algo estamos seguros: los hijos de los hijos de nuestros hijos seguirán apoyándose en los calendarios de papel. Las cosas verdaderamente valiosas son pasado, presente y futuro.